La fuerte caída de la inflación lograda simultáneamente con la salida del cepo cambiario representa hoy el cumplimiento del más urgente objetivo del Pacto de Mayo y del programa económico del Gobierno. La construcción de este logro se cimentó en un ajuste fiscal sin contemplaciones que permitió controlar plenamente la emisión de dinero para cubrir el déficit fiscal. El control de la inflación hoy es acompañado por señales claras de un incremento de la actividad económica que, aunque desparejo, tiende a extenderse. Los sectores más favorecidos son los de bienes durables impulsados por el crédito, aunque se espera que la situación se extienda y consolide. Ya hay noticias positivas en el fuerte aumento del crédito para vivienda y en el número de escrituras, lo que necesariamente se deberá continuar con la reactivación de la construcción privada.
Sin embargo, bien se dice que la política económica es como la frazada corta. Se logra tapar un extremo, pero se destapa otro. El recorte del gasto ha sido muy efectivo, pero comprendió algunas áreas que necesariamente deberán recuperar lo que no se hizo o lo que se redujo. La inversión en infraestructura es una de ellas. También, la recuperación real de salarios públicos y jubilaciones. Estimaciones privadas calculan que de los 5,1 puntos del PBI en que se recortó el gasto público primario, 1,7 deben ser restituidos.